Kazán es un perro grande y precioso que, como tantos otros en este país, fue abandonado en una gasolinera cercana a un pueblo de La Mancha, hace ya 7 años. Allí estuvo durante un año, sin moverse, los trabajadores y algunos clientes le daban algo de comer, pero no se dejaba tocar.
Al final acabaron llamando a la perrera de Ciudad Real, donde el pobre Kazán ha estado encerrado más de 6 años.
En agosto una voluntaria se fijó en él y decidió darle una oportunidad difundiendo en un grupo, así se pudo encontrar un albergue de mayores, en Cádiz, que accedió a acogerle: Hogar Abueletes Peludos.
Laddra se ofreció a ayudar en este caso y correr con todos los gastos.
Asumimos las tasas de reserva y salida de la perrera, la gestión y pago de transporte, y gastos veterinarios de Kazán una vez en su nuevo hogar, incluída castración.
Unos días después de recibir llamamiento para sacar a Kazán de su cautiverio, él disfrutaba ya de libertad en el patio del albergue, acompañado de otros perros e inaugurando la piscina que Matías, su cuidador, tan cariñoso con todos, les construyó.
ADOPTADO